Hace años, en una taberna irlandesa en San Francisco, el del otro lado del charco, había un póster con una parte del libro «El tercer policía» del irlandés Flann O’Brien, que hablaba de teoría atómica y bicicletas que me cautivó, y eso que aún no había recuperado el placer de pedalear desde pequeña.

Flann O´Brien en la Wikipedia

Una cosa que me encantó y me recuerda mucho al grupo.

Fragmentos del libro, absurdo y divertido a más no poder. Disfrutadlo!

«—Michael Gilhaney —dijo el Sargento— es un claro ejemplo de persona que no está en sus cabales debido a los principios de la Teoría Atómica. ¿Le asombraría saber que es prácticamente mitad hombre mitad bicicleta?
—Me sorprendería incondicionalmente —dije.
—Michael Gilhaney tiene unos sesenta años de edad y, si él es él todavía, se ha pasado más de treinta y cinco años montado en su bicicleta por rocosas ensenadas, subiendo y bajando colinas, y viajando por hondas cunetas cuando las inclemencias del invierno hacen desaparecer las carreteras. Siempre está de camino a un destino u otro, a cualquier hora del día, o volviendo de ese destino a cualquier otra hora. Si no fuera porque le roban la bicicleta cada lunes, seguramente estaría ahora mismo más allá de a mitad de camino.
(…)

—Todas las cosas están compuestas por pequeñas partículas de su propia materia, y estas partículas vuelan por ahí formando círculos concéntricos, arcos, segmentos y otras innumerables figuras geométricas demasiado numerosas como para ser mencionadas colectivamente; nunca descansan o permanecen quietas sino que giran y dan vueltas y se precipitan allá y más allá y luego vuelven, sin parar. Estas diminutas señoritas son conocidas por el nombre de átomos.(…) Son tan vivaces como veinte duendecillos al son del baile de San Vito sobre una tumba.
(…)

—El resultado bruto y neto de todo esto es que la gente que pasa la mayor parte de su vida montando en bicicleta por las pedregosas ensenadas de esta parroquia, llega a tener sus personalidades mezcladas con las de sus bicicletas. Se sorprendería del número de gente por estos andurriales que son mitad persona y mitad bicicleta a causa del intercambio de átomos.
Solté un grito sofocado de asombro que hizo un ruido en el aire similar al pinchazo de una rueda.
—Y le dejaría pasmado el número de bicicletas que son mitad humanas, casi medio personas, y que casi forman parte de la humanidad.»

El resto del libro no es tan bicidivertido, pero engancha!

Después de perderlo hace años a medio leer, me lo descargué de: aquí

Me marcó leer el párrafo, y eso que no conocía aún a bizizbizi!

… y a partir de aquí empezaremos a mirarnos pensando… «ummm cuánta parte de bicicleta tendrá esta amiga?» ?

Marisa