Parece que fue ayer y han pasado ya 15 años. Sería bonito creer que pensaron  en nosotras cuando construyeron estas rampas protagonistas año tras año de vuestros esfuerzos, de vuestro tesón, pero sobre todo, de vuestras ilusiones cumplidas y de vuestras satisfacciones.

Guardasteis ese pequeño gran sueño agazapado en la recámara de vuestros deseos. Fueron pasando los años y parecía que nunca llegaría el momento pero, de repente, un día, todo encajó y el sueño dejó de ser sueño.

Vinisteis nerviosas, ilusionadas si, pero un poco temerosas. Lo primero que temisteis fue no ser capaces de hacerlo realidad. El miedo es un instinto necesario pero en ocasiones no muy útil y teníais miedo. Enseguida conseguisteis la conjunción del equilibrio y la cadencia y se activó el mecanismo.

Es un misterio sin desvelar por qué produce tanta satisfacción pedalear. Es la fascinación por el movimiento, la sencillez del gesto que te impulsa suavemente. La bicicleta es genuina, mágica, sublime y…os sienta tan bien. Ahora solo os falta serle fieles, no la abandonéis.

 

Marta